El arte (¿técnica?) de contar historias

Diversas opciones te quedan tras leerlo. Puedes quedar deprimido, reflexivo, o salir a la calle con ganas de ponerte a discutir con los cultores del «storyselling». Sí, leyó bien. Ese es el término que usa Byung-Chul Han en su libro “La crisis de la narración” (Editorial Herder). Decimos usa y no inventa, porque siendo justos, el concepto lleva algunos años dando vueltas. El filósofo surcoreano se la juega por una tesis: “hoy las narrativas son despojadas cada vez más de su carácter político (…) el comercio se apropia cada vez más de las narrativas. El storytelling como storyselling no crea ninguna comunidad narrativa, sino que engendra una sociedad de consumo”.

El autor es crítico de cómo se está llevando el storytelling, término tan en boga para representar el arte o técnica de contar historias. Y es ahí donde está la disyuntiva principal del asunto: ¿arte o técnica? En opinión de Byung-Chul Han, el storytelling es lo menos parecido a un retorno a la narración y lo más cercano a una eficaz técnica de comunicación, en la línea de comercializar las narraciones. En ese sentido, basta dar una mirada al enorme número de cursos, diplomados o post grado en la materia para darse cuenta de la importancia que las áreas de negocio le han dado a esta materia.

Byung-Chul Han explora en este ensayo los antecedentes de lo que denomina una crisis de la narrativa, cuya raíz provendría de que el mundo está plagado, cada vez más, de informaciones, una fuerza opuesta a las narraciones. El filósofo va más allá, y esboza que la información se está convirtiendo en una nueva forma de ser y de dominio, en complicidad con el neoliberalismo, con el cual estarían implantando un régimen de la información, “que no actúa reprimiendo, sino seduciendo.

Este régimen asume una forma inteligente y refinada. No actúa a base de mandatos y prohibiciones. “No nos obliga a callar”, dice el escritor, que plantea que ese régimen nos anima constantemente a comunicar opiniones, predilecciones, a que posteemos y fotografiemos nuestra vida, sin reprimir la libertad, sino explotándola por completo.

Byung-Chul Han desarrolla nuevamente un texto tan atractivo como sencillo y vuelve a la carga con su idea de la falta de conexión de las redes sociales, y de la digitalización como un proceso que nos vuelve depresivos y solitarios. “Se da la paradoja que la creciente conectividad nos aísla. En eso consiste la fatídica dialéctica de la interconexión. Estar interconectados no significa haber creado lazos”, tras lo cual arremete contra las stories de RRSS, definiéndolas como autorretratos que aíslan a las personas, y que a diferencia de las narraciones no crean proximidad. “No narran, sino que publicitan. Tratar de acaparar la atención no es manera de crear una comunidad. En la época del storytelling como storyselling la narración es indiscernible de la publicidad. En eso consiste la actual crisis de la narración”

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *