100 años se cumplen desde la publicación de “La caverna de los murciélagos”, de Pedro Sienna., que La Pollera Ediciones decidió reeditar en 2021. Y si hoy asombra, debido a su sorprendente temática y duradera creatividad, imagine lo que representó en 2024.
Pedro Sienna (autor y a la vez protagonista del relato) efectúa un mágico y alegórico viaje a una caverna. En ella se introduce en el mundo de los murciélagos. A través de este relacionamiento con los quirópteros, logra conocer su arte, su pensamiento y forma de comunicarse y avanzar en las tensiones sociales y políticas que ocurren en la sociedad de estos pequeños mamíferos. Sienna, quien destacó especialmente como actor, director y también escritor, aprovecha esta alegoría para revelar y relevar las complejas relaciones que acaecían en la sociedad humana chilena de la época. Recordemos que eran tiempos de ruidos de sables en el Senado de la República, cuestión que tiene su símil en el batir de alas de los ínfimos protagonistas.
En sus palabras a Pedro Sienna (protagonista), Momborotombo, -el “jefe Supremo de los Murciélagos de Chile”-, es enfático en sus críticas, por ejemplo, al sistema electoral: “Aquí no se hace propaganda electoral, y se ignora el cohecho, porque el voto es nulo. Aquí se elige al que vuela más alto, es decir al que sabe más”; o a los políticos de aquel tiempo: “salvo honrosas y contadas excepciones, siempre fue la política en tu mundo: pista de circo, feria de vanidades, cubileteo de charlatán y cambalache de ambiciones”.
Pero más allá del valor que tiene el texto de Pedro Sienna para el análisis de la época, deslumbra la intención del autor/protagonista por vulnerar los principios del realismo en literatura que reinaba en nuestro país: “No me dirijo al miembro de una colectividad estatuida, al ciudadano, sino al hombre libre de su “yo”, al espíritu que se cierne por encima de las leyes, del contrato social; al rebelde, que sin duda se alienta en ti, ya que eres hombre y descontentadizo como tal”.
La rotura de la tranquilidad literaria debe haber sido brutal. Hablamos de tiempos en los cuales escribir una novela fantástica mezclada con sátira para explicar a través de una oscura pero concurrida caverna lo enturbiado que se encontraban las relaciones del poder, debe haber sido un puñetazo al sosiego artístico del primer cuarto del siglo XX.
Pedro Sienna pasó a la historia como actor de cine y director. De hecho, su nombre se inmortaliza al dirigir y protagonizar en 1925 “El húsar de la muerte”, un año después su única novela de ficción. Su actividad literaria, a través de poemarios, comedias y guiones, ha perdurado en el tiempo. Fue capaz de desarrollar su temperamento artístico con independencia y creatividad, desplegándose en un arte joven como era el cine, o rompiendo con los marcos literarios, a través de una alegórica caverna, que a diferencia de la de Platón, habitada por hombres encadenados y de cara a la pared, en esta ocasión moran murciélagos, colgados de sus patas.
A 100 años de su publicación, esta novela fantástica es un completo desafío a la imaginación, a descubrir, como dice al inicio de su capítulo primero, “Donde a pesar de la oscuridad algo se alcanza a ver en el fondo de la caverna”.