“Catálogo chilensis” es un verdadero inventario del patrimonio tanto material como inmaterial de nuestro país. Como su mismo subtítulo alerta, se trata de un cúmulo de “manías, mitos, chiches y chispezas locales”.
Una travesía por la cultura popular que nos viene de perillas para recordar historias olvidadas pero que tenemos en esa memoria caché que todos llevamos dentro, que en algún momento le escuchamos a nuestros padres, abuelos y que, en muchas ocasiones, por ser parte de la tradición oral, o popular, no ocupa un espacio en los textos de historia.
Escrito por Ángeles Quinteros e ilustrado por José Benmayor, este acierto de Editorial Hueders comienza explicando las animitas y cierra desmenuzando el escudo nacional, pasando por tópicos tan disímiles como la historia (el testamento de La Quintrala, la piocha de O´Higgins), los derechos humanos (la Cueca sola), el consumo popular (la piscola, el Super8), lo deportivo (el pilucho del Estadio Nacional), su cocina (el tostador chileno), etc.
La contratapa de Hueders es un fiel reflejo del espíritu del libro: “Creemos ser país y la verdad es que somos apenas un paisaje, dijo Nicanor Parra, pero nos somos cualquier paisaje: somos uno habitado por animitas en los caminos, donde el cenicero de concha de loco es una institución, la marraqueta es parte de la canasta básica y Condorito un personaje canonizable. ¿Qué sería de nosotros sin la impajaritable hora de la once o sin la chispeza de nuestro indio pícaro? Cualquier cosa, menos Chile”.
Según ha dicho la autora, la lista inicial era de alrededor de 300 elementos. La principal crítica al libro es que con sus 50 textos quedamos con gusto a poco. Como después de comerse solo un dulce de La Ligua o tomarse solo una copa de vino chileno.
